Los accidentes de tráfico constituyen una de las primeras
causas de muerte entre las personas mayores, bien sea como conductor, pasajero
o como peatón.
Aunque sea el grupo de peatones el que presente una mayor
morbilidad entre la gente mayor no hay que olvidar que la mayoría de peatones
son también conductores y que de entre los conductores el grupo de mayor
siniestrabilidad es el de los jóvenes menores de 24 años, seguido del
grupo de los mayores.
Las enfermedades que pueden aparecer con la edad y que
impide o dificulta la conducción segura son: Las que afectan a la capacidad
visual (cataratas, degeneración macular senil, glaucoma, desprendimiento de
retina, etc.) y auditiva, diabetes, enfermedades vasculares (cardiacas y
cerebrales), demencia senil, alzheimer, parkinson, trastornos del sueño y
somnolencia, etc. Además se hacen más vulnerables a los efectos del alcohol y
de los medicamentos, suelen estar polimedicados.
El conductor mayor cuando es consciente de sus
limitaciones adopta una estrategia y cambia sus pautas de conducción con el fin
de evitar los accidentes, conduce menos horas, evita la conducción nocturna,
evita las zonas y horas conflictivas, disminuye la velocidad, no obstante esto
no siempre reduce el riesgo.
A partir de los 55 años se produce un deterioro progresivo
de las capacidades psicomotoras, que se hacen más evidentes a partir de los 65
y que son extremas después de los 75 años, produciéndose una merma en la
capacidad de atención, de la visión, audición y los reflejos, lo que se traduce
en pequeños despistes que son “señales de alarma” (no respetan las señales, no
hacen el stop ni ceden el paso, giran sin avisar, invaden continuamente el
carril contrario, incluso golpes frecuentes por errores de cálculo al circular
o al aparcar, dificultad para seguir una trayectoria en línea recta, dificultad
para aparcar, realizar trayectos sin recordar cómo han sido). Por lo general
también sufren dolencias o enfermedades que requieren de medicación, además de
enfermedades relacionadas con la edad, entre ellas la demencia, que
es como un envejecimiento patológico y que se puede presentar en edades
tempranas alrededor de los 65 y que evoluciona de forma progresiva y rápida
caracterizada por: pérdida de memoria, cambios de personalidad, se altera la
capacidad de juicio y la coordinación motora, etc.
Como el hecho de
conducir ofrece gran movilidad a todas las personas y en especial a los
de edad avanzada, la actitud más correcta de los familiares es prestar
atención y vigilancia a sus mayores con el fin de evitar accidentes y no
limitar, si no es necesario, su posibilidad de conducir. Ante la aparición de
señales de alarma y ya que son los familiares los primeros en detectar
estos cambios, que a veces evolucionan entre 2 y 4 años,
son éstos los que tienen que intentar que vayan dejando de conducir poco a poco
hasta que lo dejen del todo. El consejo y el control de su médico será
muy positivo, evitando el efecto traumático que tiene la retirada del permiso
de conducir.
CONSEJOS:
- - Conduzca preferentemente durante el día.
- - Evite el anochecer, la noche y el amanecer.
- - Realice trayectos cortos, descanse cada hora de conducción.
- - Modere la velocidad.
- - Evite las situaciones conflictivas
- - Si suele dormir la siesta no conduzca sin haberlo hecho.
- - No conduzca después de comer.
- - Procure no conducir solo.
- - Si padece de enfermedades, ha sido operado o toma medicamentos, consulte a su médico si puede conducir y cuando puede hacerlo.
- - Debemos vigilar a nuestros mayores.
FUENTE:
http://usuaris.tinet.org/~webcrc/web%20crc/crcbaixcamp2/cemebaixcampp/envejecimientoconduccion.htm




























