domingo, 29 de junio de 2014

“PREVENCIÓN”


Anteriormente hemos hablado de los problemas que están relacionados con la vejez, y que cosas podemos hacer. Esa última frase es la clave de todo los posts realizados: ¿Qué podemos hacer?, pues es muy simple “PREVENCIÓN

Pero ¿Qué es la prevención?. La prevención es una medida o disposición que se toma de manera anticipada para evitar que una cosa mala suceda. Esto es muy importante, puesto que nos ayudaría a que tengamos un buen estado salud, además de poder detectar alguna enfermedad a tiempo y  poder tratarla.Por ello el día de hoy hablaremos de la prevención en la enfermedad de la demencia.

La demencia se define actualmente como un trastorno caracterizado por un deterioro cognitivo adquirido de suficiente gravedad como para afectar al funcionamiento social y profesional. El impacto de la demencia es de gran alcance. No afecta sólo a la salud y al bienestar del paciente, sino que también está asociado a una pesada carga para el cuidador, un aumento del uso de los servicios sanitarios y necesidades de cuidado a largo plazo, además de una sangría de los recursos sociales y personales.

La patología de la demencia se desarrolla durante años antes de hacerse notar los síntomas y deficiencias. Por lo tanto, los estudios epidemiológicos de demencia deben realizarse en etapas más tempranas de la vida a fin de evaluar los factores de riesgo modificables que actúan en las primeras etapas y las etapas medias de la vida. Identificar estos factores pondrá de manifiesto, probablemente, el gran potencial a la hora de reducir de forma eficaz la carga de demencia en las décadas posteriores mediante esfuerzos de prevención primarios y secundarios.


El riesgo de sufrir demencia se asocia tanto a factores genéticos como ambientales. Aunque potencialmente hay un fuerte riesgo genético, los factores genéticos no son modificables en estos momentos. Los factores ambientales pueden modificar el riesgo de sufrir demencia por su influencia sobre el momento de la expresión clínica de los síntomas, aunque no influyan sobre la presencia o ausencia global de patología, contribuyendo a la ‘reserva cerebral’ o ‘reserva cognitiva’. Entre los factores modificables, no genéticos, en las etapas medias de la vida, las enfermedades vasculares, la dieta, el ejercicio y la actividad mental están vinculados sistemáticamente al riesgo de sufrir demencia.



¿CIAM?¿CAM?

El día de hoy hablaremos de los centros que ayudan al adulto mayor, muchos se estarán preguntando: ¿Cuáles son?
Existen dos tipos de centros de ayuda para el adulto mayor, los cuales son: el CIAM y el CAM; pero ¿Qué son?
¿CIAM?

Los CIAM son los Centros Integrales de Atención a la Persona Adulta Mayor. Estos son Centros  Municipales, destinados a brindar diversos servicios y programas a favor de las personas adultas mayores, cuyo objetivo es mejorar el bienestar físico, psíquico y social de las personas Adultas Mayores, a través de actividades artísticas, culturales, recreativas, artesanales y ocupacionales que promuevan una mayor participación para su mejor desarrollo personal e integración a la sociedad. Teniendo en cuenta sus condiciones específicas de salud, género y cultura,  promoviendo una imagen positiva del envejecimiento en la sociedad, el reconocimiento hacia los valores y experiencia de la vida de los Adultos Mayores.



¿CAM?

Los  CAM son Centros del Adulto Mayor. Estos centros son espacios de encuentro generacional orientados a mejorar el proceso del envejecimiento, mediante el desarrollo de programas de integración familiar, intergeneracional, socioculturales, recreativos, productivos y de estilos de vida para un envejecimiento activo. Para acceder a estos centros, es necesario estar aseguradas en EsSalud y tener entre de 60 años a más.

En los CAM se brindan diversos talleres, eventos de integración intergeneracional, campañas de sensibilización, proyecto de Micro emprendimientos de Personas Mayores, etc.




viernes, 27 de junio de 2014

Envejecimiento y memoria de trabajo


A pesar de que existe consenso en que la memoria de trabajo en los adultos mayores disminuye con la edad, prevalece la controversia sobre si esta disminución ocurre de manera equivalente para todo tipo de información o es más pronunciada para algún tipo de información en particular.

Para ello se realizó una investigación, la cual estaba dirigida por E. Hernández-RamosS. Cansino, en el cual su objetivo era comparar en adultos jóvenes y mayores la memoria de trabajo verbal con la memoria de trabajo visual y espacial. Estas comparaciones se evaluaron en dos niveles de complejidad.


Para dicho estudio, se llevaron a cabo dos experimentos, en uno de ellos los participantes realizaron las tareas verbal y visual y en el otro las tareas verbal y espacial. Participaron 42 sujetos en cada experimento: 21 adultos jóvenes y 21 adultos mayores. Se empleó la tarea de n-back (1 y 2-back) con letras, figuras abstractas y círculos en diversas posiciones para evaluar la memoria de trabajo verbal, visual y espacial, respectivamente.

Dando como resultado que los adultos mayores tuvieron un menor desempeño que los adultos jóvenes en la tarea visual y espacial de alta complejidad. Sin embargo, ambos grupos mostraron la misma eficiencia en las tareas de memoria de trabajo verbal, independientemente del grado de dificultad; no obstante, los adultos mayores fueron menos eficientes en la tarea verbal de alta complejidad que en la de baja complejidad.


Los hallazgos sugieren que el déficit en la memoria de trabajo durante el envejecimiento no depende del tipo de información, sino del grado en que el tipo de información demanda recursos del sistema de memoria para su procesamiento.






El nivel de lectura y la reserva cognitiva en los adultos mayores

La incidencia y prevalencia de demencia en los países desarrollados y en vías de desarrollo ha aumentado significativamente. Se calcula que más de 35,6 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de demencia, estimándose que este número tenderá a duplicarse cada 20 años, llegando a más de 115,4 millones en el año 2050 [1]. Algo que llama la atención es que aproximadamente el 60% de los casos diagnosticados se encuentra en países emergentes, sobre todo en la India, China y países del Pacífico sur.

En Perú se encontró que la prevalencia de demencia en personas mayores de 65 años es del 6,8% y, al igual que en otros estudios latinoamericanos,  estos datos se ven influenciados por la edad, el género y el nivel cultural de la población. Esta estrecha relación entre envejecimiento, nivel educativo y deterioro cognitivo nos muestra que la educación podría actuar como factor modulador del rendimiento cognitivo tanto en el envejecimiento normal como patológico. La reserva cognitiva es un modulador entre los procesos neurodegenerativos y las manifestaciones clínicas de deterioro cognitivo y demencia. Este constructo se asocia a la capacidad de optimizar la ejecución de tareas a través del reclutamiento de redes neuronales y al uso de estrategias cognitivas alternativas que estarían mediadas por los procesos educativos formales.

El objetivo de esta investigación realizada por Marcio Soto-Añari, Gilda Flores-Valdivia & Sara Fernández-Guinea fue analizar el nivel de lectura como medida de reserva cognitiva y como predictor fiable del rendimiento en pruebas de valoración de distintos dominios cognitivos.

Para ello se contó con una de 87 sujetos sanos a quienes se aplicó el test de acentuación de palabras como indicador del nivel de lectura; esto permitió dividir la muestra en sujetos con nivel de lectura bajo y alto, a los cuales se administró una amplia batería neuropsicológica.


Arrojando como resultados  que los sujetos con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior, disminución en la velocidad de procesamiento y déficits ejecutivos; además, el nivel de lectura predice mejor el rendimiento en función ejecutiva y rendimiento cognitivo general que las variables edad, años de escolaridad e instrucción. Por ende, el nivel de lectura se muestra como una buena medida de reserva cognitiva y como un predictor fiable del funcionamiento ejecutivo y cognitivo en el envejecimiento.



gia.com/pdf/Web/5602/bh020079.pdf

Cambios en el envejecimiento


A medida que envejecemos, los cambios en la postura y en la marcha (patrón de caminar) son comunes así como los cambios en la piel y el cabello.
La masa o densidad ósea se pierde a medida que las personas envejecen, especialmente en las mujeres después de la menopausia, ya que los huesos pierden calcio y otros minerales. 
Los huesos se vuelven más frágiles y se pueden romper con más facilidad, se presenta disminución de la estatura, principalmente debido al acortamiento del tronco y la columna.

Debido al deterioro de las estructuras articulares se puede presentar inflamación, dolor, rigidez y deformidades. Casi todas las personas mayores resultan afectadas por cambios articulares que van desde una rigidez leve a una artritis grave.
La postura se puede volver más encorvada (inclinada) al igual que las rodillas y las caderas se pueden presentar más flexionadas. El cuello se puede inclinar, los hombros se pueden volver más estrechos, mientras que la pelvis se vuelve más ancha.
El movimiento es lento y puede volverse limitado. El patrón de la marcha (caminar) se vuelve más lento y más corto. La marcha se puede volver inestable y hay poco movimiento de brazos. Las personas mayores se cansan más fácilmente y tienen menos energía.
La fuerza y la resistencia cambian, ya que la pérdida de masa muscular reduce la fuerza. Sin embargo, la resistencia puede aumentar algo por los cambios en las fibras musculares. Los atletas que envejecen con pulmones y corazón saludables pueden notar que el desempeño mejora en las pruebas que requieren resistencia y disminuye en eventos que requieren explosiones cortas de un desempeño de alta velocidad.





FUENTE: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/004015.htm 

EL FENÓMENO DE LA PUNTA DE LA LENGUA


Muchas veces nos ha pasado que nos preguntan por algo y sabemos a qué se refiere, sin embargo no podemos encontrar la palabra para definirla. Este fenómeno es llamado “El fenómeno de la punta de la lengua (PDL)”, el cual hace referencia a una dificultad para encontrar palabras, a la que coloquialmente nos referimos con la expresión ‘tener la palabra en la punta de la lengua’. Se trata de una de las quejas subjetivas más frecuentes en la vejez dentro de los problemas generales de memoria.

El primer estudio experimental sobre la PDL fue realizado por Brown et al, quienes definieron el fenómeno como un fallo al recordar una palabra que se conoce con una sensación clara de que su recuerdo es inminente. Varias investigaciones han demostrado que el PDL ocurre con más frecuencia cuando la palabra que se busca es un nombre propio y que esta frecuencia se incrementa con la edad.

Una investigación realizada por D. Facal-Mayo, O. Juncos-Rabadán, M. Álvarez, A.X. Pereiro-Rozas & F. Díaz Fernández; donde se presentan nuevos datos sobre la producción y resolución de eventos de punta de la lengua (PDL) en el proceso de envejecimiento.

140 voluntarios con edades comprendidas entre los 19 y 82 años participaron en un experimento diseñado para obtener información del fenómeno PDL a partir de definiciones de nombres comunes, nombres propios, adjetivos y verbos. Estudiamos la resolución del PDL introduciendo una tarea de libre evocación de palabras y otra de primado fonológico. Los adultos mayores producían más PDL que los adultos más jóvenes independientemente de su nivel de vocabulario. El primado fonológico, y no la evocación libre, mejoraba la resolución para los adultos de mayor edad.


Los resultados confirman los resultados obtenidos por otros investigadores, de que la frecuencia de PDL se incrementa cuando la palabra a recuperar es un nombre propio de persona. Estos resultados están en línea con la explicación general de que el acceso a los nombres propios exige más recursos de procesamiento que el acceso a otro tipo de palabras. Es importante señalar que el porcentaje de PDL es mayor en la tarea de fotografías (18,94% en jóvenes y 25,64% en mayores) que en la tarea de definiciones (9,25% para el grupo de jóvenes, 16,45% en la década de los 50 años, 15,30% en la década de los 60 años, y 20,30% en la década de los 70 años).




¿Cómo preservar las capacidades cerebrales al envejecer?


Este es un tema muy importante, puesto que a menudo nos preguntamos que podríamos hacer para mantener nuestras capacidades cerebrales a medida que envejecemos.

Una investigación realizada por Thomas H. Bak, Jack J. Nissan, Michael M. Allerhand & Ian J. Deary, nos dice que hablar dos o más idiomas ayuda a proteger el cerebro a medida que se envejece, incluso si se aprenden nuevos idiomas en la edad adulta.

En este estudio se contó con una muestra de 835 personas cuya lengua materna era el inglés. Los sujetos realizaron unas pruebas de habilidad mental a los 11 años y de nuevo a los 70 años. Del total, 262 participantes podían hablar al menos dos idiomas: 195 de ellos aprendieron un segundo idioma antes de los 18 años, y el resto, después de esa edad. Cuando eran mayores, quienes hablaban dos o más idiomas alcanzaron mejores resultados en las pruebas de habilidad mental de lo que cabía esperar según las pruebas que realizaron cuando eran más jóvenes, sobre todo en las áreas de inteligencia general y de lectura.

En conclusión, se observaron unos efectos positivos del bilingüismo si las personas aprendían nuevos idiomas cuando eran niños o adultos. Estos hallazgos tienen una relevancia práctica considerable, ya que numerosas personas aprenden un segundo idioma ya en la edad adulta. El estudio muestra que el bilingüismo, incluso si se adquiere en la edad adulta, puede preservar las capacidades cerebrales conforme se envejece.